Por: Brooke Richardson, MS, CCC-SLP

Introducción

La disfagia orofaríngea (DOF) puede generar importantes secuelas, como desnutrición, deshidratación y neumonía por aspiración (Te interesaría leer: ¿Que es la neumonía aspirativa?) . Mientras que las técnicas tradicionales de manejo de la disfagia suelen enfocarse en estrategias compensatorias y ejercicios de deglución no instrumentales, el entrenamiento de los músculos respiratorios (EMR) ha ganado atención como un enfoque complementario impulsado por dispositivos. Este artículo explora la evidencia detrás del EMR para la DOF, sus mecanismos y consejos prácticos para su aplicación clínica.

Entendiendo el Entrenamiento de Músculos Respiratorios (EMR)

El EMR es una terapia sencilla y económica basada en dispositivos, en la que el paciente respira con fuerza a través de un entrenador con resorte unidireccional. Por lo general, tiene como objetivo fortalecer los músculos utilizados en la inspiración y/o la espiración, así como músculos relacionados, incluidos los de las vías respiratorias superiores. Hay dos tipos principales:

  • Entrenamiento de los Músculos Inspiratorios (EMI):

Se centra en el diafragma y los músculos intercostales externos. Se utiliza principalmente para mejorar la fuerza y resistencia inspiratoria en condiciones como la EPOC o insuficiencia cardíaca, pero también tiene aplicaciones en el manejo de la disfagia y la disnea.

  • Entrenamiento de los Músculos Espiratorios (EME):

Dirigido a los músculos abdominales e intercostales internos. Comparado con el EMI, el EME ha mostrado mayor potencial en la rehabilitación de la disfagia debido a sus efectos sobre la musculatura suprahioidea submentoniana y su capacidad para fortalecer la función de la tos.

¿Por qué considerar el Entrenamiento de Músculos Respiratorios en la Disfagia?

La respiración y la deglución comparten muchas estructuras anatómicas y vías neurológicas, lo que crea oportunidades para la rehabilitación cruzada entre sistemas. Para las personas con DOF, el EMR ofrece varios beneficios específicos:

  • Mejor protección de las vías respiratorias El EME fortalece los músculos espiratorios, particularmente los abdominales e intercostales, lo que puede mejorar la presión subglótica necesaria para proteger las vías respiratorias durante la deglución. Además, el EME ha demostrado mejorar la función de la musculatura suprahioidea y el geniogloso, resultando en una mejor excursión hiolaríngea y protección de las vías respiratorias superiores, así como un aumento en el cierre velofaríngeo (Hutcheson et al., 2017).
  • Mayor eficiencia en la deglución Fortalecer la musculatura submentoniana puede mejorar la limpieza del material de la faringe hacia el esófago. El EME puede aumentar la eficiencia de la deglución además de sus beneficios potenciales en la protección de las vías respiratorias (Claus et al., 2021).
  • Tos más efectiva para la limpieza de vías respiratorias Los estudios demuestran que los músculos espiratorios más fuertes pueden traducirse en toses voluntarias y reflejas más enérgicas, mejorando la capacidad para limpiar secreciones y material aspirado de las vías respiratorias (Troche et al., 2010). Esto es especialmente importante en personas con una fuerza de tos reducida debido a condiciones neurológicas o relacionadas con la edad. Investigaciones recientes sugieren que el EME por sí solo puede ser insuficiente para mejorar la función de la tos y que se debería considerar el entrenamiento de habilidades de tos (Borders et al., 2023; Troche et al., 2023).

Evidencia que respalda el EMR en la disfagia

Estudios individuales suelen reportar hallazgos positivos sobre los efectos del EME en la función de la deglución. Sin embargo, revisiones sistemáticas y meta-análisis indican que la evidencia actual no es suficiente para recomendar de manera inequívoca el uso del EME como único tratamiento para la DOF, aunque hay un respaldo preliminar de que el EME puede ayudar a mantener la función deglutoria en personas con enfermedades neurodegenerativas (Mancopes, Smaoui, & Steele, 2020).

  • Enfermedad de Parkinson Troche et al. (2010) llevaron a cabo un estudio fundamental sobre el EME en individuos con enfermedad de Parkinson, demostrando mejoras significativas en la fuerza de la tos voluntaria y reducciones en las puntuaciones de la Escala de Penetración-Aspiración (PAS). Los participantes también reportaron mejoras en la calidad de vida relacionada con la deglución.
  • Accidente cerebrovascular Pitts et al. (2009) analizaron los efectos del EME en sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares y encontraron que una mayor fuerza de tos se correlacionaba con una mejor limpieza de las vías respiratorias. Aunque el EME no alteró directamente la biomecánica de la deglución, mejoró la capacidad de los participantes para manejar eventos de aspiración.
  • Esclerosis lateral amiotrófica (ELA) En la ELA, los sistemas respiratorio y deglutorio se ven progresivamente comprometidos. Se ha demostrado que el EME ralentiza el deterioro de la fuerza de los músculos espiratorios y mejora la efectividad de la tos, ofreciendo un método no invasivo para mantener la seguridad de las vías respiratorias el mayor tiempo posible (Plowman et al., 2016).

Implementación del EME en el manejo de la disfagia

1. Reciba capacitación integral en EMR: Aunque no se requiere certificación para ofrecer EMR, las mejores prácticas incluyen completar una formación integral que abarque:

  • Principios y pautas del entrenamiento de músculos inspiratorios y espiratorios.
  • Criterios de selección de pacientes y prácticas de seguridad.
  • Conocimiento de múltiples dispositivos.
  • Soporte para la integración clínica y toma de decisiones

2. Seleccione pacientes apropiados: No todos los pacientes con disfagia orofaringea son candidatos ideales para el EME. El EME es más beneficioso para personas con:

  • Tos débil o ineficaz (hipotusia).
  • Disfagia faríngea con excursión hiolaríngea reducida.
  • Condiciones neurológicas como Parkinson o accidente cerebrovascular.
  • Fuerza muscular espiratoria reducida.

3. Realice una evaluación integral: Las medidas iniciales son esenciales para monitorear el progreso y elegir dispositivos adecuados. Algunas evaluaciones comunes son:

  • Presión Espiratoria Máxima (MEP): Mide la fuerza de los músculos espiratorios.
  • Presión Inspiratoria Máxima (MIP): Evalúa la fuerza de los músculos inspiratorios.
  • Pruebas de fuerza de la tos: Evalúa la fuerza basal de la tos (flujo de aire) y puede observarse durante evaluaciones instrumentales de la deglución como FEES o MBS.
  • Escala de Penetración-Aspiración (PAS): Se puntúa durante MBS y FEES. Si la debilidad de los músculos inspiratorios no es un factor principal en la disfagia, generalmente se recurre a EMT. (Te interesaría leer: Escala de Penetracion y Aspiración PAS)

4. Elija un dispositivo respaldado por la literatura: No todos los dispositivos son iguales. Los dispositivos de umbral de presión son los más respaldados en la literatura y están ampliamente disponibles. Idealmente, un dispositivo debería:

  • Utilizar una carga umbral.
  • Mantener una carga (“resistencia”) constante independientemente de la velocidad del flujo de aire.
  • Ofrecer configuraciones medibles dentro del rango requerido por el paciente.

5. Seleccione un protocolo para el EME: No existe un protocolo universal. Sin embargo los clínicos usan comunmente:

  • 5 series de 5 repeticiones, 5 días a la semana.
  • Carga del dispositivo (“resistencia”) ajustada al 75% del MEP del individuo.
  • Aumento gradual de la carga a medida que mejora la fuerza

6. Combine el EME con la terapia tradicional de disfagia

El EME debe complementar, no reemplazar, otras terapias de deglución. Integrar la EMT junto con ejercicios como la deglución esforzada, la maniobra de Mendelsohn o el ejercicio de Shaker proporciona un enfoque holístico. La EMT tampoco sustituye las modificaciones posturales necesarias para cada paciente.

Reflexiones finales

El entrenamiento de los músculos respiratorios, especialmente el EME, es un complemento valioso para las terapias tradicionales de la disfagia. Al mejorar la fuerza de la tos, la eficiencia de la deglución y la protección de las vías respiratorias, el EME puede aumentar la seguridad y la calidad de vida de las personas con disfagia orofaríngea. Aunque no es un tratamiento único, su integración en un plan integral de manejo de la disfagia puede generar beneficios significativos.

Es fundamental garantizar que los pacientes sean candidatos adecuados para el entrenamiento de los músculos respiratorios (Respiratory Muscle Training) y que los clínicos que proporcionan la terapia tengan un conocimiento profundo de sus capacidades y limitaciones.

Aprende Más Sobre el Entrenamiento de los Músculos Respiratorios

La autora de este artículo, Brooke Richardson, es reconocida mundialmente por su experiencia y aplicaciones prácticas en el entrenamiento de los músculos respiratorios. Descubre más sobre RMT con Brooke en:

Referencias

  • Borders, J. C., Troche, M. S., et al. (2023). “Cough skill training as an adjunct to respiratory muscle training in dysphagia management.” Journal of Speech, Language, and Hearing Research. [Include page numbers].
  • Claus, I., Muhle, P., Czechowski, J., et al. (2021). “Expiratory muscle strength training for therapy of pharyngeal dysphagia in Parkinson’s disease.” Movement Disorders, 36(8), 1815–1824.
  • Hutcheson, K. A., Hammer, M. J., Rosen, S. P., et al. (2017). “Expiratory muscle strength training evaluated with simultaneous high-resolution manometry and electromyography.” Laryngoscope, 127(4), 797–804.
  • Mancopes, R., Smaoui, S., & Steele, C. M. (2020). “Effectiveness of expiratory muscle strength training for dysphagia.” Dysphagia, [Include volume and pages].
  • Pitts, T., Bolser, D., Rosenbek, J., et al. (2009). “Impact of expiratory muscle strength training on voluntary cough and swallowing function in stroke patients.” Dysphagia, 24(4), 403–409.
  • Plowman, E. K., Watts, S. A., Tabor, L., et al. (2016). “Expiratory muscle strength training for the treatment of respiratory and bulbar symptoms in amyotrophic lateral sclerosis.” Neurorehabilitation and Neural Repair, 30(4), 362–370.
  • Troche, M. S., et al. (2010). “Respiratory muscle strength training in Parkinson’s disease: improving airway protection and quality of life.” Archives of Physical Medicine and Rehabilitation, 91(5), 814–819.

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